El sábado celebramos el 30 aniversario de la Constitución Española en un ambiente muy distinto al de otros años, notables ausencias en el acto de recepción anual a la que asistirán el PSOE, PP y IU además de Jordi Yané por CIU pero ningún representante del resto de las fuerzas políticas.
La Constitución de 1978 que fue un logro consensuado por todas las fuerzas políticas ya no goza de un trato como el que debería, los actos de los partidos políticos son importantes para remarcar la diferencia de opciones pero en un país carente de elementos comunes y lugares de encuentro, la Constitución representa un elemento a ensalzar y a mimar.
La Constitución debe ser un elemento de integración, de consenso, de suma para todos en el que nos encontremos los españoles de izquierda y derecha, nacionalistas y no nacionalistas, que ensalce lo que nos une y minimice lo que nos separa.
Sin embargo la Constitución se ha convertido en un arma arrojadiza, un terreno de enfrentamiento político, un lugar que defender o que atacar. La Constitución necesita respeto, necesita que los políticos cuando hablen de ella no lleven puesto el pin del partido sino que piensen en el interés general.
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